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¿Por qué LAICIDAD y no LAICISMO? y ¿por qué EDUCACIÓN y no ENSEÑANZA?

En lo que se refiere a sustituir Enseñanza por Educación para el caso especial del tema que nos ocupa, la razón es muy simple.

Preferimos Educación porque la Enseñanza es sólo una parte de la Educación. Esta es más integral y consideramos que la Laicidad debe mantenerse presente y vigente en todo el quehacer educativo que se vierte desde el niño más pequeño hasta el adulto. En el primero y en el joven adolescente con el objeto de no dogmatizarlos y deformarlos, y en los adultos para no molestar o contrariar sus convicciones.

Y ahora vamos a ocuparnos de algunas definiciones con el objeto de poner en su justo punto el tema. En general y en medios no especializados en asuntos de educación y de enseñanza, existe cierta confusión con respecto al significado y alcance de muchos de los términos que es necesario utilizar cuando nos ocupamos de la Laicidad.

Y voy a apoyarme en mi argumentación en un trabajo titulado “¿Qué es Laicidad”?, redactado en mayo de 1959 por un estudioso y erudito en asuntos de Laicidad, nuestro compatriota Néstor Píriz, fallecido el 4 de noviembre de 1966; en conceptos de Albert Bayet, publicados en 1958 en su libro “La Laicité XXéme. Siécle”, así como en el resultado de mi propia experiencia como educador laico en los liceos e institutos de Enseñanza. Secundaria y Preparatoria.

LAICO: Esta palabra nos llega desde muy antigua data. Deriva del latín “Laicus” y del griego “Laikos”. Significa pueblo en su sinónimo de “profano”, del pueblo, lo que pertenece al pueblo. En el Siglo III la Iglesia Católica dividió a sus prosélitos en dos grupos:

Laicos y Clérigos. Desde entonces se les llama Laicos a los fieles de la religión Católica que, aunque cumplan con algunas funciones, no son iniciados en los misterios religiosos, ni en la administración de los intereses sagrados, ni en la dirección del ritual religioso. En cambio los Clérigos son los Sacerdotes Ordenados.

LAICISTA:   es la palabra a utilizar cuando queremos dar este último contenido a nuestras expresiones; pues aunque Laico usado como adjetivo califica por generalización y costumbre a toda ceremonia, acto o institución donde no se enseñan dogmas y en los que no se hace proselitismo sectario de ningún tipo, así como a todo lo no santificado por la Iglesia, la verdadera denominación a utilizar es Laicista. Un ejemplo común nos marcará esta diferencia: vemos muchas veces publicados en la prensa anuncios de la Iglesia Católica acerca de reuniones, congresos u obligaciones de “Los Laicos”. Pero nunca se verá que se refiera a reuniones u obligaciones de “Los Laicistas”.

LAICISMO: Es la doctrina o movimiento en el que intervienen los “Laicistas” y que procura independizar todos los servicios públicos y en especial los educativos, de toda influencia dogmática.

El “Laicismo” no quiere servicios públicos en los que se realice discriminación por la causa que fuere entre los distintos ciudadanos, y por lo tanto la “Laicización” de esos servicios al igualar los derechos de todos los ciudadanos cualesquiera fueren sus ideas políticas, religiosas o filosóficas, es la base del estado democrático.

Por lo tanto la palabra “Laicismo” nos está indicando la lucha de los “Laicistas” para obtener los resultados que termino de mencionar. Cuando el resultado de esa lucha es exitoso se obtiene la “Laicización”, y la situación de paz en que se vive mientras esa laicización perdure se denomina “LAICIDAD”.

LAICIDAD: La Laicidad en la Educación es una creación eminentemente francesa, inmediata a la Revolución de 1789. Su creador teórico fue Condorcet (Comisión de Instrucción Pública, 20 y 21 de Abril 1792). Para abreviar digamos que Félix Pécaut fue el fundamentador pedagógico de la “Laicidad”, pero no la concibió con la amplitud que le damos en nuestros días, concibiéndola sólo como antidogmática religiosa. Y es justamente recordando esta concepción limitada de la “Laicidad” que, por costumbre arrastrada por el tiempo, se ha mirado y se mira actualmente por muchos a la “Laicidad” sólo como la Anti religión.

En el concepto moderno Néstor Píriz la define “Como la condición naturalmente surgida en el “medio laicista” (el pensamiento, la moral, el método propio de ese medio o clase) medio popular, heterogéneo en sus credos y opiniones, pero que debe vivir en armonía, en el respeto recíproco de las diversas opiniones, buscando cada parcialidad por su lado, en el intercambio fecundo, el perfeccionamiento para la mayor felicidad humana”. “Si la Laicidad desaparece o amenaza perderse, aparecen de inmediato los totalitarismos, los sectarismos y los dogmatismos”. “Podemos decir también que la Laicidad es un aspecto del Derecho Natural, es nuestro derecho a no ser esclavizados por dogmas; es nuestro derecho a ser respetados en la libre formación de la personalidad, y en la libre expresión del pensamiento, y también es nuestra obligación de respetar idéntico derecho en los semejantes”. “La Laicidad es un método de educación y de enseñanza, y es también un método de relación humana, de intercomprensión social y comunicación de las ideas fundamentado en la conducta adogmática y asectaria de cada hombre”. “No es una filosofía más, es una actitud positiva y progresista”. “Es un movimiento de pro”. “No le preocupa la existencia de dogmas, pero no reconoce el derecho a dogmatizar”. “No le interesa que existan sectas, pero no reconoce el derecho a sectarizar”. “Frente a la posición de las sociedades sectarias que sostienen, que en la disciplina del pensamiento y en la unidad absoluta de un credo reside la grandeza de la nación, la Laicidad sostiene que el perfeccionamiento humano, así como la investigación de la Verdad, nunca son definitivos”. “El ideal de la Laicidad consiste en la diversidad de opiniones, y en la tolerancia de la oposición”. “Dicen las sociedades sectarias: tu piensas como yo, eres mi hermano; tu no piensas como yo, eres mi enemigo”. “Dice la Laicidad: tú piensas como yo, eres mi hermano; tú no piensas como yo, doblemente eres mi hermano, juntos, en la diversidad de opiniones continuaremos buscando el camino de la verdad, y así iremos perfeccionando la vida”. “Por lo tanto Laicidad es armonía en la diversidad...” “…Yo no impongo, expongo, propongo…” (Néstor Píriz).

Al respecto nos dice Albert Bayet (Laicité XXéme. Siécle, de 1958) “Ha llegado la hora de no mirar más la diversidad de las ideas como un mal que hay que combatir, o un semi mal que hay que tolerar soportándolo a regañadientes. Es necesario ver en ella un bien que debemos desear todos porque es “una riqueza común”. “Convencido de estos conceptos, los Laicistas podemos tender la mano tanto a los fieles de todas las religiones, como a los que sostienen las diversas corriente de opinión”. “A los que afirman como a los que dudan, a los que saben como a los que investigan, es decir a todos los que piensan”…. “La concepción sociológica de la verdad que dice: “Nada de lo que es humano me es extraño”, nos invita a ver en los aspectos más opuestos del pensamiento una riqueza humana, y nos abre una vía no a una uniformidad que en el fondo nadie desea, sino a una comunidad de esperanzas, de reciprocidades y de confianza”. “El mundo oscila entre la idea de un bien, en el que apenas se atreve a soñar, y la idea de una catástrofe de la cual apenas osa medir el horror”. “El destino de la especie humana depende de la elección que se haga entre las rutas de muerte y las rutas de vida… La rueda de la Historia duda… Proclamemos el deber de todo ser que piensa de dar sin limitaciones todo lo que haya de mejor en sí mismo para que se cierren las rutas de muerte y se abran las rutas de vida”. “No se debe perder de vista el sentimiento de la misión a cumplir, que es la de que, en la lucha por la libertad, no separar el propio destino del de los demás hombres, y la de emprender contra el odio la ba-talla del amor”. “En un mundo lleno de contradicciones, en el que se ha frustrado hasta el momento la posibilidad de bienestar para todos los seres humanos, y en el que se frustra la ciencia al permitir que concepciones vetustas pero vigentes nos paralicen y nos arrastren al límite de un desastre atómico, sin medida, sin excusa y sin mañana, la Laicidad es el único camino, y a su contenido metodológico y a su nombre evocador debemos aferramos”. “Ella no es una concepción perimida. Si la Laicidad siglo XIX tuvo sus objetivos, la Laicidad siglo XX tiene los suyos que son: en el plano de la inteligencia, sustituir lo absoluto por lo relativo, lo inmutable por lo variable, la letra que mata por el espíritu qué salva”. Y agreguemos sustituir el fanatismo que ciega por la duda que descorre velos y especialmente por la RAZON que esclarece.”

Prof. Dr. Luis Villemur Triay (1972)